DIRECTORIO DE PLANTAS DEL HOTEL SUNDANCE

RECEPCIÓN



DIRECTORIO DE PLANTAS DEL HOTEL SUNDANCE

PLANTA 0: Tablón de anuncios, restaurante, bar, cabaret, juegos de mesa.

PLANTA 1: Artículos y especulaciones sobre la Guerra Civil Española.

PLANTA 2: Relatos.

PLANTA 3: Literatura


5 de diciembre de 2011

PLANTA 1 - HABITACIÓN 08



Tira gráfica de Echea publicada en el
diario La Voz el 29 de agosto de 1936

EL PRIMER BOMBARDEO AÉREO SOBRE MADRID

De todos es sabido que Madrid fue el “banco de pruebas” para los bombardeos sobre ciudades y objetivos no militares de la Segunda Guerra Mundial y la primera capital europea bombardeada por la aviación alemana, pero la documentación apunta a que no fue el día que casi toda la bibliografía indica: el 23 de octubre de 1936, cuando una incursión aérea provocó la primera matanza de civiles en el centro de la capital (calles de Fuencarral, Preciados y de la Luna); el primer bombardeo de aviación sobre Madrid tuvo lugar el día 28 de agosto de 1936. (1)

La primera pista (al menos en mi caso) llegó de manos de Mijaíl Koltsov y su Diario de la guerra de España donde el ruso relata que: “las bombas han estallado en el propio centro, en el jardín del Ministerio de la Guerra. Localizar este edificio es muy fácil, más aún de noche que de día, pues se encuentra exactamente en el cruce de brillantes líneas de farolas –la calle de Alcalá y la línea de los Paseos–. Junto al Ministerio ha resultado muerto un cabo y ha quedado herido un soldado. Un cañón ha disparado contra el avión, después de lo cual, éste ha huido arrojando por el camino otras tres bombas; hay obreros heridos. Desde los tiempos de la guerra mundial, ésta es la primera incursión aérea sobre una ciudad civil”. (2)


El Palacio de Buenavista, sede del Ministerio de la Guerra en 1936, en imagen tomada un año antes.
Abajo: Mijail Koltsov, corresponsal en España de Pravda.


Los periódicos, sin embargo, dan o versiones más completas o versiones distintas. Por ejemplo, podemos completar la información, tan excelentemente resumida por Koltsov, con lo que dice La Voz del día 29 de agosto: “Anoche, a los doce menos cuarto, voló sobre Madrid un aparato faccioso, que al hacer su aparición alcanzó gran altura, y al penetrar en el casco de la ciudad descendió bastante”. “Llegó al centro de Madrid y arrojó en las proximidades de la plaza de Castelar (3) dos bengalas que produjeron en el espacio una luz muy viva e inmediatamente dos bombas, que al chocar contra el pavimento hicieron explosión, alcanzando la metralla a un cabo y un soldado, que casualmente circulaban por la calle, produciéndoles leves heridas.”

Como vemos aquí se da una contradicción: Koltsov habla de un muerto y La Voz de dos heridos. ABC Madrid (republicano), La Libertad, El Sol y Frente Popular hacen referencia a lo mismo: dos heridos, no hay muertos. Tal vez se hiciera para no alarmar (aunque como veremos más adelante, esta máxima no siempre se aplicaba) porque Koltsov dice: “En el jardín del Ministerio de la Guerra, en el lugar que ha sido muerto el cabo, sobre la hierba arrancada se ha puesto un ramo de rosas rojas.”
Dibujo de un Junkers Ju-52, modelo un poco posterior a agosto de 1936 pero las variaciones son escasas.

Siguiéndole la pista al aparato, un Junkers Ju-52 reconvertido a bombardero, La Voz refiere: “continuó su viaje el aparato rebelde, perseguido ya por los proyectiles de los cañones y ametralladoras antiaéreos, y en la huida, volviendo a elevarse, dejó caer otra bomba en el paseo llamado antiguamente del Rey (4) hoy del coronel Montesinos.” El diario Política especifica que además de la del paseo del Rey, otra bomba cayó “sobre un garaje de la calle Roso de Luna n.º 11” y que la explosión afectó también al número 8 de la misma calle, a la imprenta de Sáenz Hermanos. “A consecuencia de esta bomba fueron asistidos en la Casa de Socorro del Buen Suceso doce heridos” y cita el nombre y el estado (todos “leves” y “menos graves”) de los afectados.

Un poco después del bombardeo, a las doce y treinta y cinco de la noche, desde la emisora del Cuerpo de Telégrafos en el Palacio de Telecomunicaciones un telegrafista apellidado Marín dio lectura a una nota del Ministerio de la Guerra. Relata ABC Madrid en su edición del 29 de agosto: “El público acaba de oír una explosión. Se trata de una bomba sin espoleta que un avión enemigo acaba de lanzar con el propósito de producir alarma. El Gobierno, seguro de la calma y serenidad del vecindario madrileño, sabe que éste sabrá frustrar el propósito de los facciosos.”

Absurda nota que seguro no tranquilizó a quien supiera que si explotó es porque llevaba espoleta. Comunicado que fue contestado en el ABC Sevilla (nacional) del mismo día, y que encabezaba su página 7 con el siguiente titular: “Varias informaciones recogidas por radio. Se trataba de una bomba sin espoleta, pero que explotó” y más adelante ironiza con la candidez de los dirigentes republicanos: “A renglón seguido de leída la nota, el propio camarada Marín dice que no explotó. Y se armó tal lío entre la espoleta, la explosión y el heroísmo del Sindicato de Telégrafos en relación con los aviones nacionalistas y la serenidad y el que no había sido nada, que si en aquel momento tropieza alguno de los que estaban con él cerca del micrófono y tira al suelo una silla, el camarada Marín, si alguien hubiera podido sujetarlo, habría jurado que si la bomba hubiera caído en otro lado, la espoleta, por lo menos, había explotado allí. Camarada Marín: Es posible que usted y el ministro de la Guerra, Sarabia, no sepan qué es una espoleta, ni la función de la misma en el proyectil. Los demás hemos sacado la siguiente consecuencia de la nota del ministro que usted radió: ¿Se oyó una explosión? Pues funcionó una espoleta. ¿La bomba no tenía espoleta? Pues no pudo oírse la explosión.”
 

El general Juan Hernández Sarabia,
Ministro de la Guerra en agosto de 1936
 
A consecuencia de este primer bombardeo las medidas de seguridad sobre Madrid se incrementaron, máxime porque el día anterior, 27 de agosto, un Junkers Ju-52 hizo una incursión sobre Madrid (5), esta vez bombardeando los aeródromos de Cuatro Vientos y Getafe y arrojando octavillas con una seria advertencia: “Hasta ahora los bombardeos han sido dirigidos contra los aeródromos militares, las fábricas de material de guerra y las fuerzas combatientes. Si se persistiese en una suicida terquedad, si los madrileños no obligan al Gobierno y a los jefes marxistas a rendir la capital, sin condiciones, declinamos toda responsabilidad por los grandes daños que nos veremos obligados a hacer para dominar por la fuerza esa resistencia suicida. Sabed madrileños, que cuanto mayor sea el obstáculo más duro será, por nuestra parte, el castigo.”

ABC Madrid del 28 de agosto relata que: “Al avión enemigo se le alcanzó sobre la Dehesa de la Villa. Los dos aparatos leales de caza que dieron alcance al faccioso dentro del casco de la población, se situaron uno sobre el avión enemigo y otro debajo, dándole alcance en la Dehesa de la Villa y ametrallándole tan eficazmente que fue a caer en los terrenos de Peña Grande.”

Las medidas de seguridad antes mencionadas tuvieron su reflejo en dos notas radiadas de los Ministerios de la Guerra y de la Gobernación que fueron transcritas por casi todos los periódicos madrileños. ABC Madrid en su edición del 1 de septiembre se hace eco de la del Ministerio de la Gobernación bajo el titular “Medidas urgentes para la defensa de Madrid contra un ataque aéreo”. En esta nota podemos seguir observando el excesivo grado de inocencia de algunos dirigentes republicanos. El punto nueve de la comunicación reza lo siguiente: “Novena. Todo avión que vuele sobre el casco de la población es enemigo. Sólo los aviones de caza propios están autorizados para volar sobre la población, y serán fácilmente reconocidos por su actitud de persecución y porque sólo volarán de día.” Demasiadas pistas.

 Y no sólo queda ahí la cosa, ABC Madrid aporta su “granito de arena” en un editorial del día 29 de agosto donde da consejos sobre lo que hay que hacer en caso de bombardeo aéreo: “Si el ataque es de día basta con que el transeúnte se arroje al suelo, procurando hacerlo arrimado a la pared en la acera de la sombra, con lo que se evita la visualidad que pudiera ofrecer en la contraria. Por otra parte el peligro no existe si uno se coloca fuera de la vertical del aparato, que es la zona batida por el mismo. Las bombas de diez kilogramos, que son las únicas con que cuentan los facciosos, tienen un radio de acción reducido, y sólo con la coincidencia de que exploten a menos de tres metros de algún grupo es cuando tienen algo de eficacia.”

¿Se quedaría alguien tranquilo después de leer estas recomendaciones? ¿Los transeúntes analizarían cuál era la vertical del aparato antes de emprender la carrera hacia el refugio? ¿Aprendieron los dirigentes republicanos de qué es lo que se debe transmitir y lo que no a la sociedad en tiempo de guerra? Probablemente sí, aunque tardaron lo suyo, recuérdese la famosa nota de Largo Caballero radiada el día anterior a la ofensiva contra Seseña (6) donde se detallaba casi al milímetro las operaciones que se llevarían a cabo.


NOTAS:

(1) El no pocas veces denostado Hugh Thomas en su obra La Guerra Civil Española ya lo apunta, aunque sin extenderse en absoluto.
(2) Koltsov, Mijaíl. Diario de la guerra española.
(3) Actualmente la plaza de Cibeles.
(4) Denominación actual.
(5) A las cinco de la mañana. Probablemente este vuelo, que se repetiría en el tiempo, es el que los madrileños conocían como “el lechero”.
(6) Estaba previsto que esta alocución se leyese a las tropas cuando fuesen a ocupar las posiciones de partida pero, según Koltsov, al Ministro de la Guerra le gustó el texto y ordenó que se diera a conocer.

Comitiva del embajador soviético, Marcel Rosenberg, a su paso por la Gran Vía madrileña el día 29 de agosto de 1936

 BIBLIOGRAFÍA:

- ABC Madrid. 28, 29, 30 de agosto y 1 de septiembre de 1936.
- ABC Sevilla. 28 y 29 de agosto de 1936.
- Bravo Morata, Federico. Historia de Madrid. Ediciones Avances.
- Frente Popular. 29 de agosto de 1936.
- El Sol. 29 de agosto de 1936.
- Koltsov. Mijaíl. Diario de la guerra de España. Editorial Planeta S.A. 2009.
- La Libertad. 29 de agosto de 1936.
- La Voz. 29 de agosto de 1936.
- Milicia Popular. 29 y 30 de agosto de 1936.
- Política. 29 de agosto de 1936.

11 de septiembre de 2011

PLANTA 1 - HABITACIÓN 07

EL PAÍS SEMANAL Y "EL ÚLTIMO FOTÓGRAFO DE LA GUERRA CIVIL"


El pasado 10 de julio de 2011 El País Semanal publicaba un reportaje de Xurxo Lobato y Omayra Lista titulado “El último fotógrafo de la Guerra Civil” en el que con motivo de una exposición en A Coruña se publicaba el valioso testimonio de Julio Souza Fernández, el último de los fotógrafos que bajo el nombre de “Hermanos Mayo” queda aún con vida. Un buen reportaje con un error que el autor de estas líneas quiso corregir mandando una carta a El País Semanal pero que, a fecha de hoy, no ha sido publicada. Es por eso por lo que decido publicarlo aquí. Esta es la carta enviada:

“Estupendo el reportaje "El último fotógrafo de la Guerra Civil" sobre los olvidados Hermanos Mayo y el Sr. Julio Souza publicado el domingo 10 de julio. Tal vez al Sr. Xurxo Lobato le interesaría saber que la fotografía de la página 54, donde unos presos componen un círculo y una estrella de cinco puntas, no está tomada en la "Cárcel de Carabanchel" como el pie de foto dice, si no en el patio de la Cárcel Modelo de Madrid (edificio también desaparecido como la de Carabanchel) y que ocupaba los terrenos donde ahora está ubicado el antiguo Ministerio del Aire en la Plaza de Moncloa. Sr. Lobato: la cárcel de Carabanchel se empezó a construir el 20 de abril de 1940 y fue inaugurada por el entonces Ministro de Justicia, Eduardo Aunós, el 22 de junio de 1944.”

Esta es la fotografía publicada con el siguiente pie: "Sobre estas líneas una fotografía de presos en la cárcel de Carabanchel durante la Segunda República en 1934."


De acuerdo, es una foto tomada durante la Segunda República, en 1934, probablemente después de la Revolución de Asturias. Pero lo que es seguro es que se trata de la Cárcel Modelo y no de la de Carabanchel.
Primero porque la demolida cárcel carabanchelera se empezó a construir el 20 de abril de 1940 y no fue inaugurada hasta el 22 de junio de 1944 por el entonces Ministro de Justicia franquista, Eduardo Aunós.
Segundo porque las fotos de la Cárcel Modelo lo demuestran. En la imagen que figura más abajo (tomada en diciembre de 1939, una vez terminada la contienda) podemos ver que los presos estaban haciendo esa formación en estrella en el pabellón (no conocemos el número) que daba a la que ahora es la calle de Romero Robledo. Podemos fijarnos solamente en el número de ventanas que conformaban los pisos del pabellón (cuatro), en el voladizo que hay en el patio (esquina inferior izquierda de la foto de 1934) y en los tragaluces del tejado de la derecha para ver que coinciden con la foto de 1939.



El reportaje completo lo podéis ver en este enlace: http://www.youkioske.com/prensa-espanola/el-pais-semanal-05-julio-2011/ y el texto publicado en este otro:

24 de julio de 2011

PLANTA 1 - HABITACIÓN 06

Cuando veis este blog con entradas sobre la Guerra Civil Española seguro que mas de uno de vosotros/as os preguntáis si tiene alguna ideología concreta. ¿Este Sundance se dedica a la "Memoria histórica selectiva"? ¿Es del bando de los que perdieron? ¿Lo es del que la ganaron? "Dice ser del que perdió la contienda pero se le ve el pelo de facha". "Dice que es neutral pero se le ve el color rojo", etc, etc.  Pero no, rotundamente no. Se equivoca quien piense así.

Esto de los blogs es un poco como ir quitándose ropa delante del todo el mundo, Así que como no tengo nada que ocultar, ni que perder, si no todo lo contrario, os dejo este poema de Sánchez Ferlosio ("Milonga del moro judío") cantado por el gran Jorge Drexler.

Me identifico totalmente con esta letra y, aunque se puede interpretar con muchos otros conflictos, pienso que resume muy bien lo que opino sobre la Guerra Civil Española. Ya se que no estoy en posesión de la verdad absoluta, que más quisiera yo, ¿pero? ¿hay quien se sienta seguro de estar en posesión de ella opinando sobre la GCE?

Creo sinceramente que entre las dos fotos de muertos que dejo aquí no hay ninguna diferencia ("no hay muerto que más me duela") y que las banderas que veis no son más "que un trozo de tela triste" y que, por supuesto, "cualquier quimera" vale más que cualquiera de ellas.

Aquí va la letra:

Milonga del moro judío (R. Sanchez Ferlosio)

Por cada muro un lamento
en Jerusalén la dorada
y mil vidas malgastadas
por cada mandamiento.
Yo soy polvo de tu viento
y aunque sangro de tu herida,
y cada piedra querida
guarda mi amor más profundo,
no hay una piedra en el mundo
que valga lo que una vida.

Yo soy un moro judío
que vive con los cristianos,
no sé que Dios es el mío
ni cuales son mis hermanos.

No hay muerto que no me duela,
no hay un bando ganador,
no hay nada más que dolor
y otra vida que se vuela.
La guerra es muy mala escuela
no importa el disfraz que viste,
perdonen que no me aliste
bajo ninguna bandera,
vale más cualquier quimera
que un trozo de tela triste.

Yo soy un moro judío
que vive con los cristianos,
no sé que Dios es el mío
ni cuales son mis hermanos.

Y a nadie le dí permiso
para matar en mi nombre,
un hombre no es más que un hombre
y si hay Dios, así lo quiso.
El mismo suelo que piso
seguirá, yo me habré ido;
rumbo también del olvido
no hay doctrina que no vaya,
y no hay pueblo que no se haya
creído el pueblo elegido.

Yo soy un moro judío
que vive con los cristianos,
no sé que Dios es el mío
ni cuales son mis hermanos.

Aquí la voz:



Esto, sintiédolo mucho, son los muertos. ¿sois capaces de adivinar a qué bando pertenece cada uno sin conocer de dónde proviene cada foto?





Y , por último, los "trozos de tela triste"




4 de julio de 2011

PLANTA 1 - HABITACIÓN 03

LEÓN FELIPE Y EL FRENTE MADRILEÑO

León Felipe (segundo por la derecha) en un “acto por la defensa de la cultura popular”, organizado por la Alianza de Intelectuales Antifascistas en el Teatro Español de Madrid el 1 de noviembre de 1936, a su izquierda Max Aub.  Fuente: Diario Ahora, lunes 2 de noviembre de 1936.


Para Fernando García Labordena, en el recuerdo.

Felipe Camino Galicia de la Rosa, más conocido como León Felipe, el poeta del exilio, del éxodo y del llanto, nació en Tábara, un pueblo de Zamora, el 11 de abril de 1884. Lo que trae al “pulgón”, a la voz molesta, al poeta maldito a nuestras páginas es, por supuesto, su relación especial con la Guerra Civil Española y su paso por la ciudad de Madrid. Y digo “especial” porque León Felipe fue un caso aparte en su reacción ante lo que ocurrió en julio de 1936.

León Felipe se encontraba por esas fechas en América desde que en 1922 se trasladase a México para trabajar de bibliotecario y profesor de literatura española en varias universidades. De ahí a pasó a Estados Unidos y luego a Panamá, donde ejercía como agregado cultural de la embajada española cuando estalló la guerra. Un periodista local (Argain) criticó las ideas del poeta en una crónica de una de sus conferencias, llegando a acusarle de “comunista”. Esto, unido a la manipulación de las noticias que llegaban de España, enfureció a León Felipe (de ideología anarquista) que decidió abandonar Panamá y volver a su país, no sin antes intentar radiar una alocución al pueblo panameño (“Goob bye Panamá”) que fue prohibida por las autoridades del país. Como muestra un botón que, todo hay que decirlo, está de plena actualidad: “Y cualquier necio, con unas fauces de energúmeno, se ha subido siempre al primer banco de la plaza pública para ofrecerle una oratoria enconada y purulenta al mejor postor. Pero hoy con el radio, sin censura, sin escrúpulos y sin pudor, todos los mastines que saben ladrar bien se han convertido en speakers y no sólo propalan con sus aullidos noticias falsas e ignominiosas si no que las comentan y hasta filosofan sobre ellas”. Y más adelante: “Me voy porque quiero saber la verdad sobre la tragedia de mi Patria y nadie me la dice. Ni los mastines, ni mis amigos tampoco. Quiero encontrarme frente a frente con la realidad exacta e inmediata porque la otra, la verdad de mañana, esa ya la sé”.

El caso es que, forzado por las circunstancias o no, León Felipe hizo lo contrario de muchos intelectuales españoles: regresó a España en lugar de alejarse corriendo. El 1 de noviembre de 1936 ya le tenemos en Madrid, en el Teatro Español, junto a Max Aub, como atestigua la foto que introduce al texto. Y si buceamos en al Archivo Rojo le volvemos a encontrar en dos instantáneas de M.P. durante una visita a las escuelas instaladas en el frente madrileño (la ficha de la foto dice que en el sector “Casa de Campo”).



Fotos de M.P. (Ministerio de Propaganda) pertenecientes al Archivo Rojo en la que se ve a León Felipe visitando el sector Casa de Campo. Signaturas: AGA_F_04069_56065_001 y AGA_F_04069_56066_001





León Felipe y su mujer, Berta Gamboa, en las trincheras de algún lugar indeterminado del sector de la Casa de Campo. En la foto de arriba la procedencia indicaba que el militar que les acompaña es el teniente coronel Melero, pero no me atrevo a asegurarlo porque seguro que hay quien tiene mejor ojo para los uniformes. 
Autor de la imagen: desconocido.


Pablo Neruda, en su libro de memorias Confieso que he vivido, dice de él que concurría con frecuencia a los frentes anarquistas de Madrid, donde exponía sus ideas y leía sus poemas. También que una noche, a la vuelta de una de sus conferencias, se encontró con él en el café de la esquina de su casa. León Felipe vestía esa noche una capa española y, al embozarse en ella y salir del café, le dio un golpe con el embozo a un miliciano “un tanto quisquilloso”. A los pocos pasos de salir ambos del café un grupo anarquista les pidió la documentación y se llevaron a León Felipe detenido. Dice Neruda: “Mientras lo conducían hacia el fusiladero próximo a mi casa, cuyos estampidos nocturnos muchas veces no me dejaban dormir, vi pasar a dos milicianos armados que volvían del frente. Les expliqué quién era León Felipe, cuál era el agravio en que había incurrido y gracias a ellos pude obtener la liberación de mi amigo”.

También se cuentan de él dos anécdotas bastante reveladoras de su personalidad, un tanto surrealista, dadaísta. Una es que (según cuenta Rodolfo Serrano) durante los días más duros de la defensa de Madrid, el poeta “proponía autoinmolarse prendiendo fuego a la biblioteca de la Alianza de Intelectuales Antifascistas.” Parece ser que Rafael Alberti “le quitó la idea argumentando que los libros tardan en arder y que eso le daría tiempo para dar marcha atrás en tal decisión.” Otra es que un día encontró un abrigo de pieles en un armario, se lo puso y se paseó por la sede de la Alianza. “Se asomó a lo alto de la escalera cuando entraban Cappa y Gerda Taro, que se encontraron con la extravagante figura de León Felipe, quien, con el rostro iluminado, les preguntó con grandes aspavientos: ¿Sois felices, hijos míos, sois felices? Cappa y Taro se miraron y exclamaron: El manicomio. Estamos en casa.”

Aunque la repercusión de la GCE en su producción literaria es innegable y abundante, la mención a la ciudad de Madrid es un tanto escasa pero de una gran calidad. En La Insignia (1937), “alocución poemática” como él la llama, destacamos un poema que en otros libros posteriores dedicaría a Inglaterra y a Lord Duff Cooper (Jefe del Almirantazgo de Inglaterra que dijo en el Parlamento Británico aquello de: “Todo lo que se ventila hoy en España no vale la vida de un marinero inglés”.):

Vieja raposa avarienta,
eres un gran mercader.
Sabes llevar muy bien
las cuentas de la cocina
y piensas que yo no sé contar.
Sí sé contar.
He contado mis muertos.
Los he contado todos,
los he contado uno por uno.
Los he contado en Madrid,
los he contado en Oviedo,
los he contado en Málaga,
los he contado en Guernica,
los he contado en Bilbao...
Los he contado en todas las trincheras,
en los hospitales,
en los depósitos de los cementerios,
en las cunetas de las carreteras,
en los escombros de las casas bombardeadas.
Contando muertos este otoño por el Paseo de El Prado, creí una noche que caminaba
sobre barro, y eran sesos humanos que tuve por mucho tiempo pegados
a la suela de mis zapatos.
El 18 de noviembre, sólo en un sótano de cadáveres, conté trescientos niños muertos...
Los he contado en los carros de las ambulancias,
en los hoteles,
en los tranvías,
en las mañanas lívidas,
en las noches negras sin alumbrado y sin estrellas...
y en tu conciencia todos...
Y todos te los he cargado a tu cuenta.
¡Ya ves si sé contar!

León Felipe abandonó España de nuevo en 1938 camino de México, país que no abandonó hasta su muerte ocurrida el 18 de septiembre de 1968.

León Felipe delante del arco central de la Puerta de Alcalá, foto tomada desde la espalda de la Puerta. También de autor desconocido.


Sin el poeta no podrá existir España. Que lo oigan las harcas victoriosas, que lo oiga Franco:
Tuya es la hacienda,
la casa,
el caballo
y la pistola.
Mía es la voz antigua de la tierra.
Tú te quedas con todo
y me dejas desnudo y errante por el mundo…
mas yo te dejo mudo… ¡Mudo!
¿Y cómo vas a recoger el trigo
y a alimentar el fuego
si yo me llevo la canción?

(de Español del éxodo y del llanto. 1939)


León Felipe en la calle Toledo a la altura de la confluencia con la calle de la Colegiata, aproximadamente el número 39 actual. Al fondo se aprecia el arco de la Plaza Mayor, el del mítico cartel de "No pasarán".






BIBLIOGRAFÍA:

-Felipe, León. Español del éxodo y del llanto, 1939.
El payaso de las bofetadas y el pescador de caña, 1938.
La insignia y otros poemas (1936/7)
Editorial Visor Madrid, Colección León Felipe. 1982.
-Neruda, Pablo. Confieso que he vivido. Ed. Seix Barral. 1974.
-Serrano, Rodolfo. “El poeta hipnotizado”. El País. 30 de marzo de 1997

J.M. Sánchez 2011


Artículo publicado originalmente en Frente de Madrid nº 18

23 de junio de 2011

PLANTA 1 - HABITACIÓN 001

MEMORIA DEL FRENTE, LA ESTACIÓN IMPERIAL.

Construida en el año 1881 como estación auxiliar de la de Príncipe Pío, fue destinada a uso de mercancías. Se construyó sobre la vía de contorno de 1866 que unía las estaciones de Atocha y Príncipe Pío, debido a que esta última no tenía la capacidad suficiente para soportar el, por entonces, elevado tráfico de mercancías.
Su construcción influyó sobremanera en la zona, haciendo que afloraran numerosas fábricas y locales de almacenaje que formaron lo que hoy es el Barrio Imperial. En 1882 se concluyó la primera fase de construcción sin un edificio nuevo para la estación como estaba previsto, dada la mala situación económica de la Compañía de los Ferrocarriles del Norte.
La estación fue derribada hace unos años cuando se construyó el Pasillo Verde Ferroviario. En su solar están hoy el Polideportivo Marqués de Samaranch y el Depósito de Grúas Santa María la Real, ambos de titularidad municipal.


Fotografía aérea de la estación Imperial de 1929. (http//madrid.1936.es)

En el libro “La lucha entorno a Madrid” de José Manuel Martínez Bande, Editorial San Martín, se publica una “Descripción general de la obra de fortificación en el frente oeste de Madrid”, fechada a 22 de noviembre de 1936, de la Consejería de Guerra de la Junta de Defensa de Madrid, Comisión de Fortificaciones. En ella se describe la línea defensiva existente en la margen izquierda del río Manzanares y dice sobre la zona que nos ocupa:
“ A lo largo del Paseo de la Virgen del Puerto hay trinchera elemental, como segunda línea del parapeto del río. Puente volado. Continúa esta defensa inmediata de la margen del río hasta debajo de la estación del Paseo Imperial. En esta zona muchos parapetos, que se están reforzando y articulando y que son utilizables ya. También está fortificada la parte alta de la Estación Imperial por el paseo del mismo nombre.”

Actualmente quedan restos de la fortificación del muro de la Estación Imperial en su parte alta, como se puede ver en las fotos que acompañan a este texto.


Tres aspilleras en cada cuerpo del muro, a una altura de metro y medio aproximadamente, son los supervivientes de este trozo del muro original, enfoscado en mortero de carbonilla que aún conserva algún impacto de bala. El muro llega desde el inicio del paseo hasta el final del Depósito de Grúas y cuenta con columnatas de ladrillo, actualmente restauradas. La parte del muro que da al paseo está enfoscada, pero hasta hace pocos años se podía ver el aspillerado tapado con una paletada de cemento, tal como pasa en algunos sitios de la valla de la Casa de Campo.



Situación de la Estación Imperial en un plano de Madrid de principios de siglo XX.


Artículo publicado originalmente en Frente de Madrid nº 12

(revista de GEFREMA) en abril de 2008.